Entre de las faldas de los cerros
Guadalupe y Monserrate se encuentra un refugio sagrado que en su momento más
valioso, fue un regalo para don Simón Bolívar; allí pasó pequeñas temporadas de
su vida, cuando se le permitía descansar luego de la inalcanzable batalla para
la libertad de América, aquella tierra que lo vio nacer.
Este majestuoso
lugar, es hoy un monumento nacional que nos permite acercarnos más al legado de
nuestro libertador. Para esa época las casa no tenían puertas, las únicas que
existían eran las de las fachadas, lo que conocemos como portones, la reja por
donde ingresamos que al traspasarla por primera vez, encontramos un largo pasillo, una entrada decorado
con huesos de bovinos que resaltan entre las fisuras de las tabletas de
arcilla; son aquellos detalles que poco a poco nos abren la imaginación al
lugar que vamos a encontrar. Un aire indetenible, rosa inmediatamente nuestros
rostros, nuestras manos, nuestra piel dando señales de los amplios jardines que
rodean la quinta y, sus flores, aquellos capullos y pétalos que con sus
indelebles colores hacen que en este lugar se respire un aire de paz, de
libertad.
Bolívar pisaría ese
lugar en aquellos días de angustia por ver a su pueblo dominado por las
colonias españolas y, tal vez otro día, llegaría cansado de aquellas batallas
en las que entregó su vida en busca de la libertad. Los pasillos de la Quinta
siempre serán testigos de miles de días que marcaron la historia del país, palabras,
actos, personas… sólo mantener este lugar en pie será la manifestación más que un símbolo de paz; una
casita cubierta por el frio de las montañas, que adentro, al arrullo de la chimenea, mantenía
la esperanza de América.
Hace más de 200 años (1800), Don José Antonio Portocarrero compró unos
terrenos a las afueras de la ciudad de Santa Fe en los que construyó una quinta
campestre, para adecuarla para el virrey Amar y Borbón. En 1820, el gobierno de
la Nueva Granada la compró y fue obsequiada a Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios como
muestra de agradecimiento por su consagración a la causa de la
Independencia. Allí se refugió luego de la conspiración septembrina y observar
la inminente desintegración de la Gran Colombia. Antes de su muerte se la
obsequio a su amigo José Ignacio París, luego se utilizó como colegio de
señoritas, fábrica de cueros y hasta un hospital. En 1922, fue adquirida por la
nación y puesta al servicio como museo.
Actualmente el 90% de la casa es original de la época (siglo XIX) elementos
como sillas, escritorios, cortinas, vajillas, costureros, y así se revive un
poco más las dependencias del lugar que habitó el Libertador. Entre los lugares
que se pueden encontrar están: “el salón de Manuelita, el gran salón, el comedor,
el salón de juegos y el cuarto del Libertador. También la despensa, la cocina,
los graneros, la alcoba de su ayudante de cámara y fiel servidor, José
Palacios, y los bosques, algunos de cuyos árboles, se afirma,
fueron sembrados por el propio Simón” (Museo Quinta de Bolívar. http://www.quintadebolivar.gov.co/Paginas/default.aspx
. 11/10/14)
Empecemos el recorrido; el salón
de la estufa: Allí se encuentra una chimenea que llega entre 1822-1826 gracias
al libertador. Para la temporada, lo más parecido a la chimenea era una estufa
de leña. Por eso el nombre de este salón. No era la única de la cuidad, pero
tampoco eran muy comunes, puesto fue un elemento muy importante, contando que
hace 200 años la cuidad tenía 6 grados
menos.
La chimenea era un
elemento considerado de castigo o inclusive diabólico, ya que al estar cerca a
la chimenea y luego exponerse al aire libre, producía torcedura en partes del
rostro de las personas. También, sería el estudio del momento, sobre todo para
los hombres, ya que las mujeres eran de adorno, no valía la pena enseñarle de
economía y mucho menos de política. En esta sala aún se conservan objetos que
son originarios del libertador entre esos están:
1.
El
juego de escribanía,
2.
el
reloj (el juramento de los Horarios) porque recordaba que en el Monte Sacro:
Jura liberar a América de las formas de gobierno de España.
3.
campanas
de pájaros: pájaros disecados de la época.
El salón de
Manuelita: Era el espacio de las damas,
donde se educaban a las señoritas de la época; modales ante el público y sobre
todo cómo atender a sus futuros esposos; además, aprender a tocar un
instrumentos (delicadeza de la mujer); la costura y el bordado (paciencia);
siempre va a estar presente: cómo manejar el abanico, el pañuelo, los peines
los peinados; el tocador: “me tengo que arreglar el peinado” (belleza). Sin
embargo, en el salón de Manuelita Sáenz se le hace alusión a la mano derecha
del libertador, fue la secretaria del libertador, quien manejo el archivo
personal, su consejera, incluso le salva la vida en varias ocasiones, por eso
algunas personas le conceden el nombre de “Libertadora del libertador.
El gran comedor
El comedor llega en 1822. Cualquier
lugar era apropiado para comer; pero Bolívar estableció este sitio para que,
más que la actividad de alimentarse, sería un centro de reunión por excelencia.
Este lugar también permitía conservar el calor en las comidas, recordando que
para la época la cuidad tenía 6 grados menos. Una de las principales ventajas
fue relacionar la casa de servicios con la casa principal; tan sólo, los sirvientes
pasarían a poner la mesa y los invitados sólo tendrían que ubicarse en la mesa.
En la cabecera iba el anfitrión
de casa; a su derecha: su persona de confianza; a su Izquierda: la figura
femenina (esposa, hija, madre, suegra) El comedor que se observa es de
extensión (Mínimo 4, máximo 12 puestos). Se conservan piezas de las vajillas de
Bolívar, son aquellas que tienen marcado el escudo de la Gran Colombia.
La despensa y la cocina
La despensa y la cocina son
relativas a la época, como la mayoría del lugar; se comían seis, incluso más veces al día:
mucha carne, pocas verduras y demasiados licores. Una de las caracteristicas
más importantes del lugar, es su perfecto mecanismo de alcantarillado, que con
ayuda de una alberca y algibes de los páramos, hacían que siempre hubiera agua
limpia, sólo con un mecanismo de conductos que expulsaba las aguas sucias, un estructura
idealizada por los grandes ingenieros: los indígenas.
El Gran Salón |
El gran salón era un lugar de
fiestas y reuniones, eran relaciones de conocimientos y bienestar; un
cumpleaños, una velación, pero sobre todo la aprobación de los negocios y para
confirmarlo se hacía una fiesta; y con las señoritas se cerraban los contratos
matrimoniales. En la época del libertador las fiestas que se solían hacer eran
para recaudar dineros y poder dar el paso siguiente a lo que se buscaba.
Tiene más o menos,
siete (7) metros de largo con tres metro y medio (3.5), con diferentes
distribuciones, en la parte derecha del salón, detrás de unas largas cortinas, se
ubicaban los músicos, 5, 6, 7 o inclusive 3 músicos para avivar esos eventos
entre Vals y contradanzas. Se concentraban en el salón o, las personas se
dirigían a los jardines, puesto que era un lugar un extenso.
Bolívar tenía un
gusto exquisito para su hogar, allí se puede encontrar muebles franceses, caracterizado
porque sus patas son la representación la garra de algún animal; un animal
representa un gobernante: el águila y león como fuerza y poder,
respectivamente.
También existen unas sillas algo
altas y otras bajas: las bajas para las dama por el cancán, para no dañar los
vestidos y, las altas para los caballeros ya que las botas, de su vestuario
iban hasta más arriba de las rodillas, por lo tanto le era incomodo sentarse en
sillas bajas, para eso se les acomodaban las altas. La representación de
Bolívar en pinturas como un general militar, son las más afamadas para su
representación.
El cuarto del fiel
Era el dormitorio del
más fiel acompañante, amigo y cuidador de Bolívar, José Palacios, quien lo
acompaño desde su nacimiento hasta su lecho de muerte en Santa Martha.
Ahí mismo, en su habitación
se realiza una de las
exposiciones temporales de la casa museo, la semana del 10 al 14 de octubre, se
le hizo un reconocimiento a una de las facultades humanas femeninas más
importantes que cobraron libertad e importancia en la época de sumisión de los
afrodescendientes, “la libertad de vientres”
El granero y la caballeriza
El granero y la caballeriza son
lugares que conforman la parte trasera de casa museo, donde se conservan
elementos que se remontan a la época para ilustar las funciones de los mismos.
Sólo algunos de los caballos eran traídos ahí, para recibir un trato especial,
o por alguna ocasión; en el granero estaba la despensa para los animales.
El árbol de la fraternidad
Este es un monumento
que encontramos frente al árbol de la fraternidad americana, cómo
agradecimiento a la memoria de Bolívar. Reafirmando la unión de América en el
año 1947.
Parlamento de las banderas
Al frente del árbol de la
fraternidad se encuentra un monumento de las banderas y los escudos de aquellos
países hermanos que aportaron a la causa libertadora, y en donde Simón Bolívar
aporto su ideología y fuerza.
“Vale la pena estar por un momento bajo las
órdenes del general Bolívar”
Fuentes
Museo Quinta de Bolívar. (17/10/16 2:33 p.m.)
http://www.quintadebolivar.gov.co/quienes-somos/Paginas/Equipo-de-trabajo.aspx
Adelaida Campos Herrera
Comunicadora educativa
Alcaldía Mayor de Bogotá. (17/10/16 2:00 p.m.).http://bogotaturismo.gov.co/museo-quinta-de-bolivar